El valor de la honestidad se puede vivir con mas esmero, dedicación y cuidado. Algunas maneras de hacerlo son:
Ser honesto en lo que se hace, pero también en lo que se dice, lo que se piensa y lo que se siente. La honestidad es integral y se refiere a todo el conjunto que somos como personas.
Decir con nuestras palabras todos los hechos que requiere la otra persona. No omitir o acomodar las versiones para evitar malos ratos.
Decirle a los demás las cosas que deben saber, aún aquellas que no son fáciles. De hecho, en las relaciones de confianza hay la obligación moral de ser francos, abiertos y directos con nuestros allegados.
Nunca decir mentiras, pero tampoco medias verdades. En general, evitar las exageraciones, prometer lo que no se pueda cumplir, deformar deliberadamente una información o encubrir hechos importantes.
Ser confiables y rectos. Significa no hacer trampas, cuidar con mayor esmero los bienes ajenos, no robar, no manipular, no ser solapado o quedarse callado cuando haya que hablar.
Convertirse en un formador de honestidad. Recalcar este principio entre los nuestros allegados, premiar la honestidad y seguirla en nuestra vida para que otros quieran imitarle.
Ser honesto en lo que se hace, pero también en lo que se dice, lo que se piensa y lo que se siente. La honestidad es integral y se refiere a todo el conjunto que somos como personas.
Decir con nuestras palabras todos los hechos que requiere la otra persona. No omitir o acomodar las versiones para evitar malos ratos.
Decirle a los demás las cosas que deben saber, aún aquellas que no son fáciles. De hecho, en las relaciones de confianza hay la obligación moral de ser francos, abiertos y directos con nuestros allegados.
Nunca decir mentiras, pero tampoco medias verdades. En general, evitar las exageraciones, prometer lo que no se pueda cumplir, deformar deliberadamente una información o encubrir hechos importantes.
Ser confiables y rectos. Significa no hacer trampas, cuidar con mayor esmero los bienes ajenos, no robar, no manipular, no ser solapado o quedarse callado cuando haya que hablar.
Convertirse en un formador de honestidad. Recalcar este principio entre los nuestros allegados, premiar la honestidad y seguirla en nuestra vida para que otros quieran imitarle.
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